La conexión parece estar bien. Las luces del módem y del router parpadean saludablemente, y nada ha sido cambiado en la configuración respecto al día anterior. Sin embargo, al querer abrir una página que sabes que funciona perfectamente, recibes un error (incluso a veces un 404) a cambio. Antes de desechar tu red y rehacerla desde cero, deberías verificar que los servidores DNS de tu proveedor no te estén dando problemas.
¿A quién no le ha sucedido? Todo aparenta estar en orden, las conexiones físicas intactas, la configuración de Windows reluciente, y sin embargo, cada página que visitas te saluda con un temerario error de servidor. Llamas a tu proveedor de Internet, sólo para recibir como respuesta que todo funciona perfectamente, y que el problema está de tu lado. Pero hay veces en que dicen eso cuando en realidad están corriendo de aquí para allá, tratando de resucitar a sus servidores DNS, porque se cayeron de forma apocalíptica.
La importancia de los servidores DNS, es crítica. Si no fuera por ellos, deberíamos escribir cada número IP de cada página de manera manual para poder visitarla, y algo tan sencillo como www.google.com se convertiría en 72.14.207.99. En otras palabras, una pesadilla.
Entonces, ¿cómo puedes comprobar que el servidor DNS de tu proveedor te está haciendo la vida imposible? Es sencillo: Usando otro servidor DNS. Redirigir tus solicitudes de nombres a otro servidor puede sacarte del apuro en ese mal momento cuando a los servidores DNS de tu proveedor se les ocurre la mala idea de caerse. También puedes probar otro servidor DNS con el objetivo de obtener una resolución de nombres más rápida, lo que aceleraría la navegación. Sin embargo, si eres de llevar a cabo tareas muy importantes en Internet, es probable que apuntes más a la estabilidad que al rendimiento. En casos muy aislados, existe la posibilidad de que la navegación sea un poco más lenta al abrir páginas, pero al menos sabes que no te abandonará cuando estés caminando sobre las brazas.
El primer paso es determinar el estado de los servidores DNS de tu proveedor, ya sea llamando por teléfono al soporte técnico, o simplemente haciendo un ping hacia el servidor. Para hacer esto, debes abrir una consola de sistema, y usar el comando ping, seguido del número del servidor. Por ejemplo, para Telefónica de España, uno de los números de servidor DNS más conocidos es 80.58.61.250. Si el comando ping arroja un error, entonces puedes probar a buscar otros servidores del mismo proveedor, pero si el error persiste, hay que tomar medidas.
El segundo paso es conseguir un número alternativo de un servidor DNS público. Hay muchos disponibles en la red, y que además de ser gratis, ofrecen un servicio muy bueno. Para nuestro ejemplo, usaremos unos de los tantos servidores DNS que tiene Telefónica de España.
Si estás usando Windows Vista, debes ir al Panel de Control, luego a Centro de redes y recursos compartidos, y finalmente a Administrar Conexiones de red. Haz un clic con el botón secundario sobre la conexión de red que estés usando (sea una placa de red física, o una inalámbrica), y escoge Propiedades. Resalta la opción Protocolo de Internet versión 4, y haz clic en el botón Propiedades. Haz clic en Usar las siguientes direcciones de servidor DNS, y escribe 80.58.0.33 para el servidor primario, y 80.58.32.97 para el secundario. Acepta todos los cambios, y reinicia Windows Vista para aplicar la configuración.
Para los usuarios de Windows XP, los pasos a seguir son muy similares, sólo que la manera de llegar allí es diferente. Ve al Panel de Control, y luego haz un doble clic en Conexiones de Red. Luego, un clic con el botón secundario sobre la conexión de red, y un clic en Propiedades. El resto es igual que en el ejemplo de Windows Vista, con la única diferencia que el nombre es simplemente Protocolo de Internet. Coloca los mismos números en los servidores primario y secundario, y acepta los cambios. Windows XP te pedirá reiniciar para poder operar con los nuevos DNS.
Esta forma de configurar los DNS hace que sean usados en cada ordenador, y no de manera global. Si tienes un router en tu red, lo más efectivo será que configures estos DNS en el router. Entra a su configuración y busca la sección relacionada con los servidores DNS (usualmente ubicado bajo opciones de DHCP). Escribe los números, confirma los cambios, y reinicia el router para que tomen efecto. No podemos decirte con exactitud cómo debes proceder con tu router, debido a la gran cantidad de modelos existentes, pero lo cierto es que no debería ser muy complicado. Consulta el manual de tu router si tienes dudas.
Por último, deberías descartar cualquier problema que puedas tener en el caché DNS de Windows, abriendo una consola de sistema, y usando el comando ipconfig /flushdns para purgar cualquier rastro de caché existente.
Con estas cosas combinadas, podrás sortear sin problemas la pesadilla de quedarte sin servidores DNS, al menos hasta que tu proveedor pueda volver a colocarlos en línea. Puedes incluso reemplazar los DNS de tu proveedor con los de OpenDNS de manera permanente, si las fallas de tu proveedor son demasiado frecuentes. Recuerda que esto sólo afecta la resolución de los nombres de páginas web, y no debería afectar a otras aplicaciones como mensajería (MSN) y descargas p2p (BT, Emule). ¡Buena suerte!
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